domingo, 15 de febrero de 2015

Contrabando para sobrevivir: Puerto Rico siglo XVII

Cuando la gente de un pueblo, de un país, comienza a sentir los efectos de la escasez, de la pobreza, recurre a lo necesario para salir de esa situación. No les importa si es ilegal o no, con tal de cubrir sus necesidades básicas. Este es el caso de los puertorriqueños del siglo XVII. Esta época fue crítica para Puerto Rico y su economía, ya que se vió prácticamente abandonado por la metrópoli española. En esos momentos España se estaba debilitando, su poderío se vió mermado por otros países europeos que hacían sus incursiones en el Nuevo Mundo. Francia, Inglaterra y Holanda principalmente, comenzaron a colonizar tierras que España consideraba suyas y España no pudo hacer nada al respecto. Las tierras colonizadas españolas se fueron aislando de la metrópoli, ya España no tenía el poder económico para sostener su soberanía, por lo que las colonias se fueron empobreciendo.

Nace el contrabando
Particularmente en Puerto Rico, la isla se vió rodeada de países conquistados por países europeos. Viendo como prosperaban bajo esos colonizadores, se vieron en la necesidad y obligación de intercambiar con ellos. De esta forma nace el contrabando en Puerto Rico. En esos momentos históricos, Puerto Rico estaba pasando por un periodo pésimo de estancamiento económico y social, la producción de azúcar, principal fuente de ingresos, disminuyó drásticamente. La población había mermado por la escasez de hombres, por la emigración y por las enfermedades. Había escasez de esclavos que trabajaran, el intercambio comercial con España cada vez era menos, y la pobreza mayor.

Productos de intercambio
Los colonos extranjeros estaban muy interesados en negociar los productos con las colonias españolas, pero España se negaba rotundamente, quería mantener el monopolio en estos asuntos. Los puertorriqueños, parece que no estaban muy dispuestos a aceptar estas condiciones y comenzaron a negociar con los barcos extranjeros que llegaban a la isla trayendo esclavos, artículos manufacturados, armas, etc. En estos barcos los puertorriqueños encontraban productos variados de mejor calidad, mejores precios, mientras los que vendían, como el jengibre, el azúcar, el tabaco, cueros y otros productos agrícolas, se los pagaban mejor que los barcos españoles. De esta manera los puertorriqueños lograron recuperarse poco a poco económicamente y prosperar individual y colectivamente. 

Los corsarios de España
Ante esta situación España impuso mayores restricciones como la veda en la producción del jengibre. Otra iniciativa para controlar los contrabandos fue la otorgación de licencias de corsarios, que no es otra cosa que piratas legales. Esto fue creado con la idea de sabotear el tráfico de mercancías entre las colonias y apropiarse de las cargas de los barcos enemigos. Una parte del contenido de la carga pasaba a la corona y la otra era propiedad del corsario, lo que enriqueció a muchos. A pesar de todas las restricciones impuestas, el puertorriqueño continuó beneficiándose del contrabando. No había otra alternativa, era eso, ser ilegal o morir de hambre. Para los campesinos particularmente, que dependían de la venta de sus productos, el intercambio comercial ilegal era importante, y así fue durante siglos. España nunca pudo contrarrestar, y mucho menos erradicar, el contrabando. Incluso hasta los mismos españoles se beneficiaron de él.

Un mal necesario
Considerando las condiciones en las que se vivía en el Puerto Rico del siglo XVII, el contrabando fue una actividad necesaria para la supervivencia del puertorriqueño. La ilegalidad del contrabando no era porque fuera una actividad mala, al contrario, benefició de gran manera al puertorriqueño de la época. Lo que la convirtió en ilegal fue el hecho que a España no le favorecía en lo absoluto que eso ocurriera, ya que perdía la oportunidad de negociar y beneficiarse. De no haber realizado estos intercambios comerciales ilegales, Puerto Rico se hubiera hundido aún más en la pobreza y en la desesperanza, por lo que se le hubiera hecho bien difícil recuperarse. Viendo esta situación, me doy cuenta que los puertorriqueños, a través de los tiempos siempre han encontrado la manera de sobrevivir ante las situaciones críticas a las que se enfrenta. Ilegal o no, el contrabando fue un mal necesario.

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