Cuando
la gente de un pueblo, de un país, comienza a sentir los efectos de
la escasez, de la pobreza, recurre a lo necesario para salir de esa
situación. No les importa si es ilegal o no, con tal de cubrir sus
necesidades básicas. Este es el caso de los puertorriqueños del
siglo XVII. Esta época fue crítica para Puerto Rico y su economía,
ya que se vió prácticamente abandonado por la metrópoli española.
En esos momentos España se estaba debilitando, su poderío se vió
mermado por otros países europeos que hacían sus incursiones en el
Nuevo Mundo. Francia, Inglaterra y Holanda principalmente, comenzaron
a colonizar tierras que España consideraba suyas y España no pudo
hacer nada al respecto. Las tierras colonizadas españolas se fueron
aislando de la metrópoli, ya España no tenía el poder económico
para sostener su soberanía, por lo que las colonias se fueron
empobreciendo.
Nace el contrabando
Particularmente
en Puerto Rico, la isla se vió rodeada de países conquistados por
países europeos. Viendo como prosperaban bajo esos colonizadores, se
vieron en la necesidad y obligación de intercambiar con ellos. De
esta forma nace el contrabando en Puerto Rico. En esos momentos
históricos, Puerto Rico estaba pasando por un periodo pésimo de
estancamiento económico y social, la producción de azúcar,
principal fuente de ingresos, disminuyó drásticamente. La población
había mermado por la escasez de hombres, por la emigración y por
las enfermedades. Había escasez de esclavos que trabajaran, el
intercambio comercial con España cada vez era menos, y la pobreza
mayor.
Productos
de intercambio
Los
colonos extranjeros estaban muy interesados en negociar los productos
con las colonias españolas, pero España se negaba rotundamente,
quería mantener el monopolio en estos asuntos. Los puertorriqueños,
parece que no estaban muy dispuestos a aceptar estas condiciones y
comenzaron a negociar con los barcos extranjeros que llegaban a la
isla trayendo esclavos, artículos manufacturados, armas, etc. En
estos barcos los puertorriqueños encontraban productos variados de
mejor calidad, mejores precios, mientras los que vendían, como el
jengibre, el azúcar, el tabaco, cueros y otros productos agrícolas,
se los pagaban mejor que los barcos españoles. De esta manera los
puertorriqueños lograron recuperarse poco a poco económicamente y
prosperar individual y colectivamente.
Los
corsarios de España
Ante
esta situación España impuso mayores restricciones como la veda en
la producción del jengibre. Otra iniciativa para controlar los
contrabandos fue la otorgación de licencias de corsarios, que no es
otra cosa que piratas legales. Esto fue creado con la idea de
sabotear el tráfico de mercancías entre las colonias y apropiarse
de las cargas de los barcos enemigos. Una parte del contenido de la
carga pasaba a la corona y la otra era propiedad del corsario, lo que
enriqueció a muchos. A pesar de todas las restricciones impuestas,
el puertorriqueño continuó beneficiándose del contrabando. No
había otra alternativa, era eso, ser ilegal o morir de hambre. Para
los campesinos particularmente, que dependían de la venta de sus
productos, el intercambio comercial ilegal era importante, y así fue
durante siglos. España nunca pudo contrarrestar, y mucho menos
erradicar, el contrabando. Incluso hasta los mismos españoles se
beneficiaron de él.
Un
mal necesario
Considerando
las condiciones en las que se vivía en el Puerto Rico del siglo
XVII, el contrabando fue una actividad necesaria para la
supervivencia del puertorriqueño. La ilegalidad del contrabando no
era porque fuera una actividad mala, al contrario, benefició de gran
manera al puertorriqueño de la época. Lo que la convirtió en
ilegal fue el hecho que a España no le favorecía en lo absoluto que
eso ocurriera, ya que perdía la oportunidad de negociar y
beneficiarse. De no haber realizado estos intercambios comerciales
ilegales, Puerto Rico se hubiera hundido aún más en la pobreza y en
la desesperanza, por lo que se le hubiera hecho bien difícil
recuperarse. Viendo esta situación, me doy cuenta que los
puertorriqueños, a través de los tiempos siempre han encontrado la
manera de sobrevivir ante las situaciones críticas a las que se
enfrenta. Ilegal o no, el contrabando fue un mal necesario.
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