Propósitos indecentes del macartismo

El macartismo es un periodo desafortunado de la historia americana. Fue la persecución implacable contra el comunismo y la deslealtad hacia el gobierno de los Estados Unidos, convirtiéndose en un periodo de "caza de brujas", protagonizado por el principal promotor, el senador católico Joseph R. McCarthy.

Objetivo del macartismo

El propósito de esta campaña era evitar la incursión comunista en Estados Unidos. Esto llevó al país a un periodo inquisitorial, donde muchos ciudadanos, aunque eran inocentes, fueron víctimas de persecución por simples sospechas de ser agentes de espionaje soviético o pertenecer al Partido Comunista. Aquellas personas que por alguna razón se consideraran sospechosas eran inscritas en una lista, perdían su trabajo o podían ser llevados a un centro de detención. El principio jurídico de la presunción de inocencia era totalmente obviado. Si alguien era acusado de ser comunista se le aplicaba la presunción de culpabilidad. Contrario a la práctica habitual, era el acusado quien tenía que probar su inocencia, y demostrar su no pertenencia o simpatía por el Partido Comunista. Aquellos que reconocían pertenecer al comunismo, para no ser condenados, debían delatar a sus camaradas (término alusivo a los compañeros del partido comunista).

Caza de brujas

En este periodo inquisitivo (1950 y 1956), se constituyeron comités y grupos de vigilancia ciudadana, por instancia del senador McCarthy. Miles de personas pagaron las consecuencias de esta persecución. Se les despojó de sus trabajos, se les negó el pasaporte y muchos residentes extranjeros fueron procesados legalmente. McCarthy fabricaba supuestos comunistas, presentaba a izquierdistas como tales. Construía causas o inventaba historias contra parientes, amigos o conocidos de supuestos comunistas o acusaba de simpatizar o de ser débiles frente al comunismo a quienes le criticaban, o a los que simplemente, no compartían sus posiciones. Esta cruzada anticomunista estaba dirigida hacia personas que trabajaban en la administración pública o en el ejército. De esta forma, se confeccionaron listas negras. La publicada por el Congreso en 1952 incluía 342 nombres de "antiamericanos", a los que no se debía proporcionar trabajo en ninguna actividad. 

Uno de los sectores más afectado por la persecución macartista fue la industria cinematográfica, por la supuesta infiltración de comunistas en Hollywood. Esto llevó a muchos trabajadores del séptimo arte a juicios y a ser declarados enemigos del estado. Muchos actores, guionistas y otros de la profesión del cine estaban en las listas negras, lo que provocó pérdida de empleos y de reputación. Algunos tuvieron que trabajar bajo seudónimos y otros se vieron obligados a abandonar el país para continuar trabajando.

Resultados de la caza

La caza de brujas impulsada en los años cincuenta por Joseph R. McCarthy no produjo ninguna condena ni procesamiento por espionaje. Como se supo después, luego de desclasificar los archivos del gobierno, sólo algunas de las personas perseguidas por el senador, tenían vinculación con el Partido Comunista. El macartismo, no es un fin en sí mismo, no era una estrategia de lucha contra la infiltración comunista, sino algo más indecente: un instrumento de poder, de eliminación del adversario, al servicio entonces de McCarthy y de quiénes le apoyaban. Simplemente, Joseph R. McCarthy había encontrado, en un momento oportuno, un mensaje adecuado y creíble para la opinión pública y lo puso sin escrúpulos al servicio de sus intereses y ambiciones políticas.

Este movimiento creado por un hombre, fue un claro abuso de poder. De esta forma el gobierno pudo justificar la persecución de los llamados disidentes y de las personas que cuestionan las políticas del gobierno. Es una ley que viola las garantías constitucionales del ciudadano. Las leyes no deben existir para perseguir a las personas injustamente, sino para protegernos y asegurarnos la paz y la tranquilidad a la que tenemos derecho.