El
almacenamiento, junto a la codificación y la recuperación son las
fases fundamentales de la memoria y se ha comprobado que están
mediadas por diferentes estructuras cerebrales. El almacenamiento en la memoria puede ocurrir por periodos cortos o por
periodos largos. La memoria funciona de la siguiente forma: se
recibe un estímulo sensorial que se asimila y se interioriza llamado
codificación. La codificación es cuando un evento o información se
traslada y se almacena como una entidad con significado. Esta
información es guardada y conservada a través del tiempo. Mientras
que la recuperación es cuando algún evento o situación provoca en
la mente que alguna información codificada y almacenada previamente,
se extraiga o se intente extraer, de la mente.
La
memoria puede fallar en cualquier momento, éste puede significar que
la codificación, el almacenamiento o la recuperación de la memoria
es defectuosa o inefectiva. El primer elemento para el almacenamiento
en la memoria ocurre por el reconocimiento del entorno y
para esto está el primer paso del almacenamiento sensorial. Este
contiene la información del ambiente captada por los sentidos, este
almacenamiento es transitorio y luego, lo que sea importante se
transfiere al almacenamiento a corto plazo. Si este almacenamiento a
corto plazo no se pierde (que puede ocurrir en segundos) y se
mantiene persistente por repetición, pasa a otro depósito de
información, el almacenamiento a largo plazo. El almacenamiento a
largo plazo es un depósito de información que conserva los
datos que normalmente están disponibles. Esta información puede ser
usada a través del proceso de recuperación situándola en la
memoria a corto plazo, donde es manipulada y utilizada a
conveniencia.
La recuperación es cuando se intenta extraer de la memoria,
información previamente codificada y almacenada. En ocasiones la
información o datos deben ser asociados para que en el momento de
ser necesitados la memoria pueda recuperarlos de forma organizada.
Por tal razón, la forma de codificar una información es importante
para la recuperación. Mientras más elaborada y profunda sea la
codificación, o sea, mientras mejor sea el entendimiento de la
información, mejor será la memoria resultante, y por tanto, la
recuperación será más fácil.
La
pérdida de la memoria a largo plazo puede ser el resultado de la
pérdida de acceso a la información y no de la pérdida de la
información en sí misma. Una mala memoria normalmente refleja un
fallo de recuperación en lugar de un fallo de almacenamiento.
Los recuerdos olvidados no se han perdido, sino que son difíciles de
encontrar y en cualquier momento pueden aparecer si algún evento los
detona. El contexto en el que se codifican los hechos es una de las
pistas de recuperación más poderosas, aunque los investigadores han
encontrado que la memoria funciona mejor para recuerdos emocionales
que para los neutros, pero también han descubierto que las emociones
negativas interfieren y dificultan la recuperación. Como por
ejemplo, experiencias traumáticas vividas en la niñez, como lo
expresó Freud, son reprimidas o almacenadas en el inconsciente, y
sólo pueden ser recuperadas cuando algo de la emoción asociada con
ellas aparece.
Diferentes
estudios han demostrado la relación entre el almacenamiento y la
recuperación. En una investigación realizada por Sperling (1960)
demostró que tenemos recuerdos muy fieles y completos de la
estimulación visual, pero de poca duración. Por otro lado, estudios
realizados por Bahrick (1984), demostraron que un material que se
aprende bien y que se domina, se conserva casi intacto para toda la
vida. Hermann Ebbinghaus (1885) demostró que la mayor parte del
olvido ocurre en la primera hora después del aprendizaje y que por
repetición el material aprendido se queda en la memoria para
siempre. Miller (1956) estableció que la capacidad de almacenamiento
en la mayoría de las personas a corto plazo es de 7 elementos + ó -
2. Mientras Shulman (1971,1972) afirmó que el almacenamiento a corto
plazo no sólo codifica la información de entrada en fonética o
acústica, sino que también la codifica en semántica. Al igual que
Freud, Winograd y Killinger (1983) encontraron que pueden surgir
recuerdos instantáneos de eventos traumáticos, cuando se presenta
un acontecimiento de fuerte contenido emocional.
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