La
aportación que los inmigrantes europeos realizaron a la innovación
técnica en el sistema productivo norteamericano es invaluable. Se
considera que la multiplicación de los contactos personales y la
habilidad aportada por los inmigrantes fueron fundamentales para el
crecimiento de las ciudades norteamericanas, ya que introdujeron
nuevas industrias como la del vidrio o la cerveza en las ciudades de
Estados Unidos. Además aportaron actitudes favorables al trabajo,
desarrollando el comercio, la artesanía, los servicios y la pequeña
industria.
Aportes
a la industrialización
En
1800, en Connecticut, se construían armas con piezas estándar,
intercambiables. Las reparaciones resultaban muy sencillas, así
también la producción, porque cada sector fabricaba únicamente una
pieza y la última sección procedía al montaje. El proceso de
producción en cadena permitió una extraordinaria expansión de la
industria americana. Esta técnica de especialización del trabajo se
aplicó primero en industrias de armamento.
Hasta 1830 no se percibe un incremento continuo de la producción. En la década de 1850 las industrias textiles, metalúrgica y de la construcción mostraron un aumento espectacular. El papel principal corresponde a la industria textil. Un invento de amplia repercusión fue el de la máquina de coser, por Elias Howe, en 1846. La industria siderúrgica se convirtió en el segundo motor de la industrialización, con las necesidades de material provocadas por los ferrocarriles.
Hasta 1830 no se percibe un incremento continuo de la producción. En la década de 1850 las industrias textiles, metalúrgica y de la construcción mostraron un aumento espectacular. El papel principal corresponde a la industria textil. Un invento de amplia repercusión fue el de la máquina de coser, por Elias Howe, en 1846. La industria siderúrgica se convirtió en el segundo motor de la industrialización, con las necesidades de material provocadas por los ferrocarriles.
La
conquista del Oeste
La
marcha de colonos hacia la conquista del Oeste estuvo fomentada por
descubrimientos de riquezas, sobre todo por la fiebre del oro de
California a mediados de siglo, que provocaron oleadas humanas y el
nacimiento de poblados mineros. Este movimiento hacia
el Oeste constituye uno de los rasgos característicos tanto de la
epopeya como de la historia económica de los Estados Unidos. Pero
esto no hubiera sido posible tan rápidamente sin el ferrocarril,
compañero habitual de los pioneros.
Al
incrementarse la población tan rápidamente, la mano de obra fue
suficiente para permitir el crecimiento. Las vías de comunicación
se construyeron con cierta rapidez. Tres grandes líneas
transcontinentales atravesaron el territorio de los Estados Unidos.
La influencia del ferrocarril en la explotación del oeste fue
decisiva. La primera línea se puso en servicio en 1830, muy pocos
meses después de la primera línea inglesa. Entre 1850-1860 la línea
se triplica, hasta alcanzar los 50,000 km. En esta etapa la
construcción ferroviaria absorbe parte importante de la producción
de hierro.
Inventos
que fomentaron el crecimiento industrial
Otras
aportaciones de los inmigrantes a la nación norteamericana fueron
los inventos de Samuel Slater, que fabricó en 1789, la primera
máquina de hilar algodón; Oliver Evans inventó una máquina de
vapor de alta presión; Robert Fulton contribuyó a la construcción
de los primeros barcos de vapor. Pero en el crecimiento industrial
más que los inventos aislados, muchos de ellos inspirados en
técnicas europeas, influyó la aplicación temprana de la división
del trabajo, iniciada ya por Oliver Evans en 1782.
Recesión
demográfica
La
Guerra de Secesión causó efectos negativos en la inmigración
debido a la interrupción de la misma durante varios años,
provocando una recesión demográfica causada también por los
muertos durante la guerra, casi medio millón. Pero a partir de 1865
se produce la segunda oleada inmigratoria, con la cual en 1880 la
población norteamericana alcanza el medio centenar de millones. El
aumento ha desbordado el millón anual, en 15 años la población se
acrecienta en 19 millones. Las llegadas se producían al ritmo de la
evolución económica, aumentaban en los periodos de prosperidad y
se reducían en los de crisis. Hacia 1880 la inmigración se
intensifica, y aunque en 1890 en los Estados Unidos ya no queda
tierra libre disponible, no se interrumpe la afluencia de europeos,
con lo que en los últimos veinte años del siglo, los Estados Unidos
aumentan en veinticinco millones su población.
Los
inmigrantes transforman a la ciudad con sus formas culturales y
sociales, pero también la ciudad los transforma a ellos. La
convivencia, el intercambio y los conocimientos evolucionan,
enriqueciendo así al país, ya que eran hombres jóvenes y
emprendedores, esperando encontrar las condiciones adecuadas para
despertar su energía y multiplicar sus iniciativas en la búsqueda
de la riqueza.
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