En
el artículo presentado por Antonio Verdejo-García, Javier
Tirapu-Ustárroz, Neuropsicología clínica en perspectiva: retos futuros basados en desarrollos presentes, se
explica que en un principio, la neuropsicología clínica, por
ser parte de las llamadas neurociencias, estaba orientada al estudio
de los procesos de envejecimiento, neurodegeneración y pérdida de
destrezas y competencias. Pero más
recientemente esta disciplina se ha convertido en un puente de enlace
entre distintas disciplinas que buscan mejorar la calidad de vida de
los pacientes mediante la creación de estrategias que permitan una
evaluación, identificación e intervención temprana del
neurodesarrollo de un individuo. El estudio y conocimiento del
neurodesarrollo permite trabajar con la salud mental de niños y
adolescentes de una manera preventiva.
A través del estudio del neurodesarrollo se pueden identificar los marcadores que pueden incidir en el desarrollo de psicopatologías, problemas de personalidad, trastornos afectivos, esquizofrenia y el desarrollo de otras patologías neurológicas y psiquiátricas. La comprensión temprana de los trastornos psicopatológicos permite delinear estrategias educativas, preventivas y de rehabilitación neuropsicológica. Por eso la evolución de la neuropsicología clínica ha sido muy importante y ha despertado el entusiasmo entre los neuropsicólogos clínicos.
La
evolución de la neuropsicologia clínica ha propiciado el
rompimiento de los dualismos clásicos, así como también la
ampliación del campo de estudio de esta disciplina. Al eliminar los
dualismos, se ha podido ver las cosas de una manera muy diferente.
Por ejemplo, el dualismo existente de gen-ambiente, actualmente se ha
comprobado que no fluye en una sola dirección. No son los genes los
que determinan exclusivamente los sistemas cognitivos y afectivos,
sino que son una serie de factores que se afectan mutuamente en el
desarrollo neuropsicológico de los individuos.
Como
nuevas fronteras a seguir, la neuropsicología clínica se enfrenta a
muchos retos. Algunos de estos retos son: medir las repercusiones
neuropsicológicas asociadas al uso de psicofármacos y suplementos
que potencien positivamente el funcionamiento cognitivo y emocional,
que puedan ser usados en patologías como la esquizofrenia o el
Alzheimer; fomentar la investigación para conocer qué papel juegan
las funciones neuropsicológicas en el desarrollo de patologías
neurológicas y psiquiátricas; desarrollar instrumentos de
evaluación válidos y confiables de rendimiento y rehabilitación de
funciones neuropsicológicas. También tienen el reto de fomentar la
investigación en endofenotipos neuropsicológicos para identificar,
prevenir o intervenir tempranamente en el desarrollo de trastornos
médicos, como la obesidad o neurológicos, como el Parkinson, además
de otros trastornos que afecten la calidad de vida de los individuos.
La
neuropsicologia clínica también se enfrenta al reto de desarrollar
técnicas y habilidades profesionales para la evaluación e
intervención en trastornos psicopatológicos. Ser parte integral del
ámbito educativo para la evaluación y detección temprana
de los marcadores que determinan el desarrollo de trastornos del
neurodesarrollo o psicopatologías. También debe asumir una posición
bioética ante la comunidad y la salud pública, así como el
asesoramiento legal sobre las implicaciones jurídicas que los nuevos
conocimientos neurocientíficos puedan aportar.
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