Para
los autores, Ainara Arnaiz y J. J. Uriarte, del artículo Estigma
y enfermedad mental, publicado en la revista NORTE DE SALUD
MENTAL nº 26, del año 2006, la estigmatización es un problema
serio para los enfermos mentales. La estigmatización que la sociedad
le impone a los enfermos mentales es un impedimento para la obtención
de tratamientos a nivel de salud, así como también de servicios
comunitarios y oportunidades de tener una vida con calidad humana.
El
estigma es un fenómeno social con el cual los trabajadores de la
salud mental deben enfrentarse día a día para lograr avances en los
tratamientos de los enfermos mentales, ya que las enfermedades mentales son mal entendidas, llevando a la sociedad al prejuicio, al
discrimen y a la creación de estereotipos. Cuando en general no se
entiende una condición, es motivo de incomprensión, de miedo y
hasta de rechazo. Esto es lo que ocurre con las personas que padecen
de alguna enfermedad mental, es estigmatizada como una persona
violenta, que puede causar algún daño o en la que no se puede
confiar. Esto se convierte en una barrera para que muchas de estas
personas puedan tener una vida, (dentro de su posibilidades), buena,
útil o productiva.
Las
características de una persona con enfermedad mental pueden ser
variadas, así como variadas pueden ser las condiciones que padezcan,
por lo que no se debe generalizar en juzgar o discriminar a una
persona por admitir que padece de una enfermedad mental. Las
sociedades tienden a discriminar cuando una persona es diferente,
cuando se sale de los parámetros que establece la sociedad, y en el
caso de las personas con enfermedad mental esto puede ser más
agresivo. La sociedad se vuelve un grupo de poder contra esos que tal
vez se sientan solos en su lucha con una enfermedad, porque hasta
cierto punto, ellos mismos minimizan sus potencialidades al entender
que la sociedad está en lo correcto al rechazarlos. Esto, según los
autores, es lo que ellos llaman la autoestigmatización.
Para
que se lleve a cabo la estigmatización es necesario que se cumplan 3
condiciones: creación de estereotipos, prejuicio y discriminación.
Claro, estas condiciones deben ser establecidas por un grupo de
poder, ya sea social, político o económico. Un ejemplo de eso
sería, el poder que quiere ejercer la iglesia sobre los grupos con
diversidad en sus preferencias sexuales. En este caso, la iglesia es
el grupo de poder, que resulta ser prejuiciosa y discriminatoria
contra un grupo estereotipado por la sociedad. Si este grupo
estereotipado permite ese discrimen o prejuicio se estaría
estigmatizando al grupo, pero esto no ocurre, porque este grupo tiene
la capacidad de luchar contra eso. Pero en el caso de las personas
con enfermedad mental el caso es diferente, porque a veces son casos
aislados, donde el individuo está solo luchando contra la sociedad,
por otro lado no tienen la capacidad ni la fortaleza para discernir
que la sociedad los discrimina tal vez por las razones equivocadas y
caen en la trampa de aceptar que la sociedad está correcta y que son
ellos los que están mal o equivocados, ocupando un espacio en la
sociedad que no les corresponde. Por tal razón, se siente menos,
culpables o merecedores del rechazo social, permitiendo y promoviendo
así, la autoestigmatización. Claro, según estudios, la
autoestigmatización se da mayormente en personas que conocen que
están en un grupo estereotipado y se aplican el estigma, mientras
que los que no entienden que están en un grupo estereotipado, la
situación les resulta indiferente, no aplicándose el estigma. Lo
que se entiende, que la conciencia de saber que eres visto por la
sociedad de una forma negativa puede ser suficiente para que una
persona forme parte del grupo estigmatizado, si no se tiene la
capacidad de ver las cosas de otra manera.
Una
forma de enfrentar el estigma es hablar de su condición y hacer ver
a las personas que aunque se padezca alguna enfermedad mental, se
puede ser tan útil o tener valía como otro que no tiene esos
problemas. Es cambiar el concepto de la sociedad hacia esas personas
y trabajar contra el discrimen o el prejuicio. Esto es importante
para que las personas con enfermedades mentales sean capaces de dejar
sus propios prejuicios y se sometan a los tratamientos que
necesiten. Estas personas, en la mayoría de los casos no reciben
tratamientos porque ellos mismos los rechazan para no exponerse al
discrimen de la sociedad, al ser etiquetados como pacientes de
enfermedad mental.
La
estigmatización debe ser erradicada mediante la educación y el
conocimiento. Una sociedad no puede basarse en la diferencia, en el
discrimen, sino en una base comunitaria. Para lograr esto es
necesario que dejemos de juzgar, de separar, de rechazar por el
simple hecho de ser diferentes o por no tener la capacidad de
comprender que en nuestra sociedad existen personas que tienen unas
condiciones mentales que les impiden funcionar como la mayoría de la
sociedad desea, pero eso no quiere decir que no puedan ser útiles o
capaces de lograr unas metas positivas en nuestra sociedad. Debemos
ser tolerantes, cambiar actitudes y entender que una sociedad está
compuesta de personas diferentes, que piensan diferente y que actúan
diferente, pero que al fin y al cabo somos una misma sociedad. Cuando
logremos esta sociedad, las personas con enfermedades mentales serán
capaces de enfrentar su propia condición de una forma más positiva
y efectiva.
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